Por pedir...

 

Y yo que no pido mucho, ni en sueños, pido tu boca. Yo que no sé comer sin pan en la izquierda, me pido el castillo que hiciste aquel día de lluvia. No, no creo pedir mucho cuando se me antoja una mayúscula o que vuelvas a decir en diminutivo el nombre que tiene realmente mi boca. Si como quien no quiere la cosa pudiera pedir, pediría todas las tonterías que hacías para hacerme reír Y ya puesta, si no doliera tanto como duele, me pediría dormir sin zapatos, ducha diaria, dormir, dormir y dormir, comer barato -un clásico- y que mi vida fuera como la de un buen cuento, un concierto de amor a dos almas, pero sin que tú estés a esos dos malditos metros bajo el suelo ni yo sin un solo te quiero que llevarme a la boca.

Comentarios

Entradas populares de este blog

A la que fui

Querido:

La librería