Maldito guerrero

 Leía aquellas novedades como si yo, pirata y guerrera, hubiera descubierto un tesoro que ya poseía. Como si hubiera encontrado una nota para no olvidar en el bolsillo de mi vieja rebeca. Aquel poeta describía con grandiosa simpleza, y yo me decía << Eso es, así es como lo quería decir>>.

Y escribía la guerrera soldadito de primera, y leía, y leía…, correteaba descalza por aquellos versos rotos, amables, endiabladamente nostálgicos. Llenos de sombras “lo que es arriba es abajo”. Sentí, que un poeta andaba suelto, eso sí, como una amenazante advertencia.

Ya luego, cuando la parca como un Judas me dio un beso de despedida, comencé a escribir como una cabrona a tiempo completo. Seguí leyendo en otras trincheras sin importarme que los versos no fueran versos, y hoy me doy cuenta que lo que nos mata es aquello a lo que uno se acostumbra.
La comodidad de que me lean es pedirme Asilo en Sagrado, Ni ganas tengo de mojar mi dedo para pasar las páginas. Me quedo aquí cerrando los ojos escuchándolo, dándome cuenta de que el poeta ya no está suelto. ¡Joder! Estoy casi convencida de que es sospechoso de querer ser feliz; preso de su libertad; un maldito guerrero con el que no contaba.

Comentarios

Entradas populares de este blog

A la que fui

Querido:

La librería